24/4/11

Ancla, segunda parte.




“Quizás no sepa amar,
pero tengo sequía en mis ojos
y las mejillas aradas de lágrimas
de tanto aprender a hacerlo”
           - Javier Corcobado.






Yo no sé amar, ni quiero aprender a hacerlo. A mi edad los adolescentes se enamoran con la misma facilidad con la que mean, cagan o sufren un coma etílico. Ojalá todo fuese tan fácil.
Yo no creo en el amor. Amar es vivir esclavizado. Follar es tener sexo con tu esclavo/a. Creemos que nos enamoramos, pero la realidad es que hay que enamorarse para sobrevivir. ¿Quién puede pagar una hipoteca hoy día solo? Luego está el segundo paso: el matrimonio, que no es ni más ni menos que la esclavitud legitimada.
Vosotros no os enamoráis de una persona, os enamoráis de un sexo. Si vuestra pareja perteneciese al sexo contrario, ¿os enamoraríais de ella? No. Aunque se comportara del mismo modo, aunque pensara lo que ya pensaba y le gustara lo que ya le gustaba, ¿os enamoraríais de ella? No. Nunca. Porque no buscáis el amor, buscáis la satisfacción sexual, el placer.
No estáis enamorados. Yo tampoco.
Yo no creo en el amor. Vosotros os engañáis creyendo que existe cuando todos buscamos sexo.

Yo no creo en el amor.


Sólo sabemos follar.

22/4/11

Cuatro con diez.

Fumar mata.
Amar engorda.
Odiar cura a los enamorados
y alimenta a los obesos.

Tres notas.
Diez llamas.

Soñad, inútiles.

20/4/11

L’enfant magnifique.

Comprende.

Salta y
cae de boca,
rompe tus dientes,
abre tu barbilla y
saborea el líquido rojo con sabor a adrenalina.

Quiebra tu mente.


19/4/11

Trece y diecisiete.

Tengo que comprar tabaco,
necesito saciar mi sed
de veneno.
Necesito sentirme morir.
Quiero sentirme vivir.


11/4/11

En el primer cajón de la izquierda.















Cuando cumplió los doce años
fue violado por última vez.
El dolor se convirtió en odio,
el odio se convirtió en placer.

Cuando cumplió los doce años
su grito de histeria
marcó la ruptura con su pasado y
desgarró unas cuerdas vocales
amargadas por recuerdos aún más amargos.

Cuando cumplió los doce años
perdió la virginidad,
olvidó y
volvió a nacer.

Cuando pensó en los trece años
todos estaban muertos y
seguían siendo puros.

El corazón camufla.
La mente olvida.
El cuerpo no perdona.

Cuando cumpla los dieciocho años
el presente será pasado y
pensará en los diecinueve años.

La tinta se está acabando.

5/4/11

Ancla, primera parte.

Nunca me ha interesado el fútbol; es más, nunca he mostrado cariño hacia los deportes, exceptuando la natación, a la que iba más o menos obligado. Yo era de esos niños que se iban con chicas en los patios para hablar de cualquier cosa. Me interesaban otras cosas, y es sabido que las mujeres maduran antes que los hombres y ,por consiguiente, tienen mayor variedad a la hora de entablar una conversación. Otra excepción, yo maduré antes que el resto de chicos, bastante antes. Circunstancias del ambiente supongo.
Con 9 años empecé a hablar de política, obviamente no con la misma seriedad que ahora, con una chica que era nueva en mi clase y que, a día de hoy, es una de las dos únicas personas de mi antiguo colegio con la que mantengo contacto, y estoy orgulloso de ello.
Me daba igual ser diferente al resto de los demás cuando era pequeño, pero parece ser que al resto no. No contaré más, todo se podría resumir en que, con 12 años, cuando dejé ese colegio, mi único deseo era que me diesen una pistola, que pusiesen a todos los alumnos en fila, y pudiese decidir sobre sus vidas.
Gracias a Dios perdí esa/ese "lista/deseo", pero no olvidé ni sus caras ni sus nombres. Aún los sigo viendo por la calle.
Ese odio ha desaparecido, excepto hacia alguna que otra persona.
Este odio me ha hecho ser quien soy hoy en día: no confío en casi nadie, no tengo intención ni atracción por conocer gente nueva, desprecio al resto considerándoles inferiores en muchísimos aspectos (aquí incluyo la madurez, el conocimiento y cultura, la capacidad intelectual, la ética y el nivel económico de la persona, por ejemplo*) y sólo suelo mantener relaciones cuando busco algo a cambio, si no, no suelo.
También me ha hecho ser una persona que sabe maquillar la realidad, como por ejemplo: aquellas personas que me conozcan y estén leyendo esto estarán sorprendidas, porque no sabían muchas de estas cosas (Adriana, Itziar, Irene). La experiencia.
Un apunte: todo lo anterior queda completamente rechazado para ciertas personas. No soy así con todo el mundo. Esas personas lo saben. Pero soy así.
Conclusión: por no haber jugado al fútbol de pequeño y no tener ni puta idea de qué es un delantero o un fuera de juego soy quien soy, y se lo agradezco; pero eso sí, para mí seguirá siendo un deporte que está para lo que está, y no voy a decir para qué está. Todos lo sabéis.

Adiós.

*Nota: ésto intentaré aclararlo más adelante.